La historia de Picoso y Samtresefes

A la orilla de un caudaloso río, en una fría ciudad de la meseta, vivían tan campantes el par de personajillos protagonistas de esta historia.
Eran amigos y residentes en su casa. Picoso y Samtresefes vivían en paz y armonía en tan pintoresca y minimal ciudad según las leyes de las 3 efes: Facil, Rápido y Sencillo.
Una fria noche de febrero, nuestros dos protagonistas salieron de sus casas desafiando la oscuridad y la rasca reinante por aquellos parajes, con tan afortunada suerte de que aquella noche aparecieó ante ellos la visión resplandeciente de 4 mujeres a cada cual mas bella, hermosa, inteligente, simpática y graciosa... (ya se lo que estareis pensando, que no era para tanto, pero la historia la escribo yo y se de buena tinta que esas eran unas pocas de sus incontables virtudes).

Picoso no se podía imaginar que esa misma noche le caería uno de los mayores lastres de toda su vida, algo por lo que eternamente se estarían riendo sus amigos por los tiempos de los tiempos y más.... Se acercó a ellas entablando conversación y ofreciéndose como guia de la noche para tan bellas señoritas, ya que ellas eran forasteras y por lo tanto no se regían por las mencionas leyes de las 3 efes, todo hay que decirlo, descubiertas magistralmente por Sam que a partir de su descubrimiento sería llamado Sam3efes.
La noche fue avanzando... igual que los mocos que se comían nuestros adorables protagonistas. Y no sería por los trastos que echaban, ni por todo el equipo de minero que llevaban a cuestas, ni por las pocas tejas que quedaban en las casas de alrededor ya que las habian tirado todas.
Esa noche era la guerra, la victima de Picoso tenía que caer. De nada servían sus insinuaciones, sus peloteos, los halagos con los que regalaba los oidos de tan indefensa victima.
Hay que decir que lo que realmente le conquistó fue la agilidad con la que ella jugaba al photoplay, y las mil maneras distintas en las que ella le decía que no.
Estaba ya amaneciendo y las 4 hermosas muchachas querían irse a casa, entonces sacó todo su arsenal... le pidió un beso. Pero ni por esas, solo consiguió un número de teléfono para hacer de guia nocturno la siguiente noche.
No dándose por vencido, optó por aprovechar esa información y se gastó el sueldo del mes en mandarle mensajes durante todo el resto de la noche y todo el día siguiente.
Y ahí es cuando cometió el error de su vida. Jamás podremos olvidar ese mensaje entre los cientos que mandó.
" Te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero"

Como acabó la historia? Pues mocos, mocos y mas mocos para comer, muchas risas y el que no sale no se entera.... ellos me entienden.




Dedicado con todo mi cariño para Picoso y Samtresefes. Espero ir (y llamar) pronto. Por cierto, saludos a Jeru por si me esta leyendo.